Soy de PRETÉRITO PERFECTO.

“La LENGUA no es la envoltura del pensamiento sino el PENSAMIENTO mismo”
MIGUEL DE UNAMUNO.

El otro día un buen amigo (y mejor crítico) me decía que abusaba de esta forma verbal. Tiene razón, la amo, en exceso. El haber y el participio. ¿Puede haber mejor combinación? Sí, TEQUILA y LIMA, pero de eso ya hablaremos.

El pretérito perfecto se utiliza para expresar acciones de nuestro PASADO que siguen teniendo influencia en nuestro PRESENTE, con la persona que somos en el momento en el que hablamos, escribimos, incluso pensamos.
El pretérito perfecto para ese pasado reciente, ese que es casi presente. Ese.

¿Será que no quiero desprenderme de MI presente? ¿Será que no quiero convertirlo todo en MI pasado? No quiero que mi AHORA sea, en este mismo instante en que lo escribo, AYER. ¿Tan rápido?

Entonces me acuerdo de esa frase. “Me encantó besarte” o “Me ha encantado besarte”. El mensaje que recibes cuando aún estás arrancando el coche.
Algo pasado, o algo que acaba de pasar, pero que es aún presente, su presente. Un abismo de significados por un tiempo verbal.

Decía una página que he visitado: “El pasado en español no es fácil”. No, no es fácil. Hay demasiado que analizar en la bella lengua de Cervantes.

Lo traduzco al inglés. Una única opción. “I loved kissing you”. ¿Cómo lo hacen las inglesas? ¿Cómo saben si eres pasado o eres pasado con presente? Cuánto tiempo libre te queda al día si no tienes que analizar estas cuestiones. Puedes leer a Shakespeare, George Orwel, Virgina Wolf y Jane Austen, incluso a la vez, y completamente relajada. Sin prisas.

Pero… y lo bonito que es complicarse un poco la vida. Solo un poco.

PD. “Me encanta besarte”. Ese es el tiempo verbal que más me gusta.

Imagen de @nickiezimov

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